El siluro (Silurus glanis) se introdujo en el embalse de Mequinenza en 1974. Desde entonces, el mar de Aragón y el embalse de Ribarroja se han convertido en dos paraísos para los amantes de la pesca del bagre. Los ejemplares capturados superan los 100 kg de peso y los 2,5 metros de longitud.
